
Ha habido más de 90 películas de superhéroes desde la década de 1980 y se han vuelto increíblemente populares: Avengers Endgame batió récords de taquilla en su fin de semana de apertura, con una recaudación de 1.200 millones de dólares en todo el mundo. Todas las predicciones son que superará el récord de Avatar como la película más taquillera de todos los tiempos.
Las películas de superhéroes pueden ser fantasía, pero reflejan las tendencias de nuestra sociedad y nos animan a reflexionar sobre problemas sociales como los prejuicios y la diversidad.
Las historias también pueden ayudar a dar forma a nuestro desarrollo. Por ejemplo, desde la infancia, el juego creativo es muy común, y los superhéroes han sido durante mucho tiempo la base de los niños que se inclinan por el mundo social.
El juego creativo nos ayuda a desarrollar varias habilidades, por ejemplo, aprender que otras personas no piensan necesariamente de la misma manera que nosotros. Entonces podremos ver cómo podrían responder a una situación y cuál podría ser el resultado de ello.
Podríamos representar una historia en la que pretendamos ser el Capitán América y sigamos todas las reglas, haciendo lo correcto. Más tarde podríamos jugar una historia similar, pero pretender ser Iron Man y romper las reglas, haciendo “lo que queramos”. Independientemente del tipo de persona que seamos, podemos ponernos en el lugar de los personajes y probar estos diferentes papeles.

También podemos ver lo que sucede en las dos historias diferentes y reflexionar sobre cómo los demás que juegan con nosotros responden a nuestras acciones. Esto nos puede ayudar en situaciones de la vida real cuando necesitamos decidir cómo comportarnos.
El juego creativo también nos enseña sobre las emociones. Cuando jugamos creativamente, experimentamos emociones genuinas y a veces fuertes. Por ejemplo, podemos sentir miedo cuando nos escondemos del villano Thanos, o alegría cuando la multitud se alegra cuando salvamos Nueva York.
Aprendemos cómo se sienten estas emociones, cómo etiquetarlas y cómo expresarlas para que otros puedan reconocerlas. También aprendemos qué señales verbales y no verbales usan otras personas cuando se sienten enojadas, molestas y excitadas. Estas habilidades nos ayudan a desarrollar mejores relaciones con nuestros padres y amigos e incluso pueden mejorar nuestro rendimiento académico.
Los Buenos y los Malos
Incluso a medida que envejecemos, los modelos a seguir en las películas pueden ayudarnos a pensar en qué tipo de persona queremos ser. Cuando somos jóvenes, normalmente disfrutamos de historias donde los “buenos y malos” son muy claros.
Afortunadamente, los “buenos” suelen triunfar y los “malos” reciben su merecido, o se transforman en “buenos”. Pero a medida que envejecemos, nuestro pensamiento se desarrolla y comprendemos que el mundo raramente es blanco y negro y, como resultado, nuestros gustos cambian y empezamos a disfrutar de personajes ambiguos, “grises” que pueden ser “malos” pero que pueden tener motivos interesantes con los que podemos relacionarnos.
Esto se relaciona con nuestras etapas de desarrollo moral. Como niños pequeños, nuestro sentido de la moralidad está ligado a evitar el castigo y a obtener recompensas por ser una “buena chica/chico”.
A medida que envejecemos, vemos la moralidad como un acuerdo entre las personas para mantener el orden social y los derechos de todos, pero también desarrollamos nuestros propios ideales morales personales.
Thanos en las películas de los Vengadores tiene como objetivo acabar con la mitad de la población de la galaxia. Su razonamiento es que la galaxia está superpoblada y la civilización será aniquilada si la superpoblación continúa.
Al eliminar la mitad de la población al azar, significa que todo el mundo tendrá las mismas posibilidades de sobrevivir, en lugar de hacerlo con el paso del tiempo, ya que las personas más pobres tienen menos probabilidades de sobrevivir.
Un elemento clave en muchas historias de superhéroes es “¿el fin justifica los medios? Estas situaciones nos dan espacio para reflexionar sobre esta máxima y sobre nuestro propio sentido de la moralidad.

Los superhéroes también se enfrentan a menudo a crisis personales y podemos ver cómo responden, y las consecuencias de sus acciones, para guiar nuestro propio comportamiento. Muchos superhéroes pierden a sus padres a una edad temprana y, dependiendo de quiénes sean, se enfrentan a esto de manera saludable o no. También suelen tener relaciones difíciles con los demás.
Por ejemplo, Iron Man no se equivoca cuando dice que es “volátil, obsesionado con sí mismo y no juega bien con los demás”, lo que dificulta su relación personal con su pareja Pepper, así como sus relaciones laborales con los Vengadores.
Siguiendo sus historias podemos aprender más sobre nuestras propias maneras de sobrellevar la situación y las de nuestros amigos y familiares. Un poco como el juego creativo en la infancia, esto ayuda a dar forma a nuestro comportamiento.
El Poder y la Gloria
Las historias de superhéroes también nos animan a reflexionar sobre temas de actualidad en nuestra sociedad. Por lo tanto, el enfoque de estas historias cambia a lo largo de generaciones.
Por ejemplo, los cómics de X-Men se ocuparon de los prejuicios y se hicieron populares durante el movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos. En estas historias, los mutantes nacidos con superpotencias se enfrentan a prejuicios y discriminación.
Más recientemente, muchas películas con los Vengadores exploran el impacto del armamento avanzado, capaz de destruir ciudades o mundos enteros. En las películas, una pregunta clave es quién debe decidir si se utilizan, cuándo y cómo. Esto refleja los problemas de nuestra sociedad actual.

Los mundos ficticios en las historias de los superhéroes crean un espacio seguro para que pensemos y discutamos estos temas.
Por ejemplo, reflexionar y discutir sobre los prejuicios del mundo real puede ser un reto, nos gustaría pensar que no existe hoy en día, pero explorar esto a través del tratamiento de personajes mutantes ficticios puede facilitarnos tener una conversación abierta sobre ello.
También podemos experimentar empatía con los personajes que vemos en la pantalla y esto puede animarnos a tomar medidas cuando vemos discriminación en nuestras vidas.
Las historias de superhéroes tienen un poderoso impacto en nuestro desarrollo y plantean preguntas importantes para nuestra sociedad. Por lo tanto, es vital que aquellos que crean las historias recuerden que con un gran poder viene una gran responsabilidad.